ALBORNOZ LIMINIANA, Álvaro de

  Nació en Luarca (Asturias) el 13 de junio de 1879. Estudió el Bachillerato en su villa natal y después Derecho en la Universidad de Oviedo, donde fue discípulo de Clarín; tras la licenciatura se trasladó a Madrid para preparar el doctorado, entrando en contacto con Giner, del que fue discípulo, y la Institución Libre de Enseñanza, que habrían de imprimir a partir de entonces una fuerte huella en sus ideas. En 1901 regresó a Oviedo, ejerciendo por algunos años la abogacía, al tiempo que comenzaba a exponer sus ideas sociales de impronta republicana en diversos periódicos y revistas: El Progreso de Asturias, de Oviedo; El Noroeste, de Gijón; La España Moderna, La Lectura, Nuestro Tiempo y El Pais, de Madrid, órgano por entonces del partido republicano español. En 1909 se afilió al partido republicano radical, fundado por Alejandro Lerroux, y al año siguiente se incorporaba a las Cortes como diputado de este partido por Zaragoza. En 1914 abandonó la política de partido, volviendo al ejercicio
de la abogacía y a una activa vida periodística en pro de un ideario político más actual del defendido por su antiguo jefe, colaborando en El Liberal y
La Libertad, de Madrid; de esta época data una de sus más importantes obras, Ideario radical, en la que expone su programa doctrinal. También por entonces pronunció numerosas conferencias de carácter social y político en diversas ciudades españolas y colaboró activamente en La Liga de los Derechos del Hombre, que presidía don Miguel de Unamuno.


  En 1930 formó parte del Comité Revolucionario y al año siguiente del gobierno republicano provisional como ministro de Fomento. Posteriormente fue ministro de Justicia y presidente del Tribunal de Garantías Constitucionales. En 1936 pasó a Francia como embajador de España ante el Elíseo y al término de la guerra civil se expatrió; en 1945 fue ministro de Justicia del Gobierno republicano en el exilio, que más tarde presidiría, de 1947
a 1951. Falleció en 1954.


  Sus numerosísimos libros de inspiración decididamente política manifiestan una sólida formación histórica, social y jurídica.